domingo, 6 de enero de 2013

CARTA DEL DIRECTOR


                                      Caminando hacia el futuro


La Globalización es entre otras acepciones, el nombre dado al proceso por el cual numerosas  economías nacionales se van transformando paulatinamente y de forma acelerada, desde el ultimo cuarto del siglo XX, en una sola economía mundial o global.
P. Veltz (1999) explica la globalización como la adopción progresiva y acelerada en la última década de una visión más amplia de la demanda y de la competencia, apoyada sobre un enfoque más global de la diversidad de las situaciones nacionales o regionales, de las limitaciones que se ejercen sobre los propios mercados y de las propias demandas.
En la actualidad, el desarrollo de la economía y la expansión de las relaciones económicas exigen una información precisa a la hora de la toma de decisiones por los agentes que interactúan a través de ésta. Por ello, la información económica y contable debe ser transparente para que transmita confianza, y de esta forma, poder ser utilizada en una economía tan competitiva.
Es precisamente aquí donde inserto el concepto de la auditoría de cuentas, como aquella actividad a cuya función se le atribuye una misión de interés público y que adquiere cada día una mayor importancia.
El nacimiento o práctica de las primeras auditorías datan de la segunda mitad del siglo XIX en Gran Bretaña, extendiéndose posteriormente a otros países de cultura anglosajona. El singular precedente denominado Crack del 29 constituyó un buen argumento para poner una barrera a partir de la cual, el ejercicio de la auditoría se consolidó como forma o medio de proporcionar información contable fiable que persiguiera la transparencia para los inversores en el mercado de valores.
La creación de la Comunidad Económica Europea estimuló la conciliación de las condiciones desarrolladas en los diferentes países, por lo que con la entrada de la auditoría en Europa occidental, esta se conformó como práctica habitual en las organizaciones económicas.
Allá por los años 70 y 80, la auditoría en España no estaba excesivamente desarrollada, sino mas bien, era un campo todavía desconocido y con alto potencial para explorar y desarrollar. Inmediatamente después, en el año 1988 apareció la Ley de Auditoría de Cuentas. En aquel momento fue importante y necesario el aplicar tal normativa, pues nuestra incorporación a la CEE supuso adoptar numerosas disposiciones que regulaban las actuaciones de las empresas y entre ellas, la obligación de verificación de las cuentas, imprescindible para determinadas empresas y fundamental para el conocimiento y la publicidad de la situación económica de las mismas.
Con el paso del tiempo,  las realidades sociales, profesionales, etc., han ido cambiando por lo que la citada Ley de Auditoría de Cuentas fue actualizándose en numerosas directrices para aproximarse a un marco Europeo común.
Como punto final , podemos decir que la auditoría ha evolucionado hacia un asesoramiento de la dirección general de las empresas, prestando servicios fiscales, asesorías en sistemas de contabilidad, estudios de investigación administrativos e incluso a organización de sociedades.
El futuro depende de nosotros.



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