AUDICAC
sábado, 12 de enero de 2013
domingo, 6 de enero de 2013
AGRADECIMIENTOS
Dar en primer lugar las gracias a todas aquellas personas en las que hemos encontrado mucho más apoyo del que buscábamos, especial mención para Manuel de la Fuente Porres y todo su equipo de trabajo, así como a todas las instituciones públicas que nos han facilitado la información requerida.
El esfuerzo de todos nos ha permitido dedicarnos día tras día a la elaboración de este primer ejemplar con el mérito de no perder ni un gramo de alegría y generando un ambiente de trabajo envidiable.
No nos podemos olvidar de los alumnos de la Universidad de Cantabria en los que hemos tenido la oportunidad de comprobar su solidaridad y amor por el trabajo en equipo. Tal ejercicio de compañerismo nos enorgullece y queremos resaltarlo.
Pedimos disculpas a aquellos que no aparezcan reflejados en estas líneas, acháquenlo sólo a un imperdonable olvido.
Por todo esto y mucho más, GRACIAS
CARTA DEL DIRECTOR
Caminando hacia el futuro
La Globalización es entre otras acepciones, el nombre dado al proceso por el cual numerosas economías nacionales se van transformando paulatinamente y de forma acelerada, desde el ultimo cuarto del siglo XX, en una sola economía mundial o global.
P. Veltz (1999) explica la globalización como la adopción progresiva y acelerada en la última década de una visión más amplia de la demanda y de la competencia, apoyada sobre un enfoque más global de la diversidad de las situaciones nacionales o regionales, de las limitaciones que se ejercen sobre los propios mercados y de las propias demandas.
En la actualidad, el desarrollo de la economía y la expansión de las relaciones económicas exigen una información precisa a la hora de la toma de decisiones por los agentes que interactúan a través de ésta. Por ello, la información económica y contable debe ser transparente para que transmita confianza, y de esta forma, poder ser utilizada en una economía tan competitiva.
Es precisamente aquí donde inserto el concepto de la auditoría de cuentas, como aquella actividad a cuya función se le atribuye una misión de interés público y que adquiere cada día una mayor importancia.
El nacimiento o práctica de las primeras auditorías datan de la segunda mitad del siglo XIX en Gran Bretaña, extendiéndose posteriormente a otros países de cultura anglosajona. El singular precedente denominado Crack del 29 constituyó un buen argumento para poner una barrera a partir de la cual, el ejercicio de la auditoría se consolidó como forma o medio de proporcionar información contable fiable que persiguiera la transparencia para los inversores en el mercado de valores.
La creación de la Comunidad Económica Europea estimuló la conciliación de las condiciones desarrolladas en los diferentes países, por lo que con la entrada de la auditoría en Europa occidental, esta se conformó como práctica habitual en las organizaciones económicas.
Allá por los años 70 y 80, la auditoría en España no estaba excesivamente desarrollada, sino mas bien, era un campo todavía desconocido y con alto potencial para explorar y desarrollar. Inmediatamente después, en el año 1988 apareció la Ley de Auditoría de Cuentas. En aquel momento fue importante y necesario el aplicar tal normativa, pues nuestra incorporación a la CEE supuso adoptar numerosas disposiciones que regulaban las actuaciones de las empresas y entre ellas, la obligación de verificación de las cuentas, imprescindible para determinadas empresas y fundamental para el conocimiento y la publicidad de la situación económica de las mismas.
Con el paso del tiempo, las realidades sociales, profesionales, etc., han ido cambiando por lo que la citada Ley de Auditoría de Cuentas fue actualizándose en numerosas directrices para aproximarse a un marco Europeo común.
Como punto final , podemos decir que la auditoría ha evolucionado hacia un asesoramiento de la dirección general de las empresas, prestando servicios fiscales, asesorías en sistemas de contabilidad, estudios de investigación administrativos e incluso a organización de sociedades.
El futuro depende de nosotros.
CHARLAMOS CON MANUEL DE LA FUENTE PORRES
El día 13 de noviembre los redactores de nuestra revista se desplazaron hasta la calle Calvo Sotelo 11 de Santander para llevar a cabo la entrevista al prestigioso auditor de cuentas perteneciente al Consejo General de Colegios de Economistas de España. Amablemente nos respondió a las preguntas que planteamos a continuación:
Audicac: ¿Qué quiere decir que la actividad de auditoría de cuentas desempeña una función de interés público?
Manuel de la Fuente: El interés público de la auditoría radica precisamente en trasladar al mercado una seguridad de la información. Se supone que unos profesionales independientes valoran una información económico-financiera que permite a inversores, accionistas, acreedores, etc. recibir una información para poder tomar sus decisiones pertinentes.
Audicac: ¿Considera que el hecho de que sea la propia empresa la que elija y pague al auditor de cuentas afecta directamente al deber de independencia que éste debe mantener durante su trabajo? En relación a esto, ¿vería con buenos ojos que al auditor de cuentas le nombrase y le pagase, por ejemplo, el ICAC?
M.d.l.F: Afectar como tal no afecta, lo que pasa es que sí que sería mejor que fuera un independiente el que llevara a cabo estas funciones. Pero claro el planteamiento está en que cómo consigues tu capacidad comercial, es decir, si tú tratas de vender el servicio de auditoría, ¿cómo lo compaginas con que alguien te nombre? sería un poco destruir el modelo empresarial del sector de auditoría. Si es tu cliente el que te tiene que pagar te condiciona en cierta medida pero no en cuanto a una opinión, te condiciona en cuanto a que has hecho un esfuerzo comercial ya que has conseguido firmar el contrato, pero en ningún caso condiciona nuestra opinión.
Con respecto a que fuera el ICAC quien nos nombrara y pagara, me parecería razonable que fijara una tarifa pero claro al final destruyes la competencia, es decir, si imaginaos que hay 100 auditores y a todos los nombra el ICAC nadie haría nada, te tocaría una mínima parte. Además, ¿cuál sería el criterio de selección? supondría divisiones entre los auditores.
No lo sé, al ser una pregunta que no es cierta no os la puedo contestar bien, pero en principio sería interesante que el ICAC fijara los honorarios. Que nombre a los auditores ya creo que es más complicado.
Audicac: ¿Qué beneficios o ventajas considera que tiene para una empresa recibir el servicio de auditoría de cuentas? O dicho de otra manera, ¿qué razones cree que justifican la realización de una auditoria voluntaria?
M.d.l.F: La auditoría voluntaria tiene mucha importancia y de hecho nosotros la vendemos o tratamos de venderla como paso previo a la obligatoria. Cuando tenemos una empresa que más o menos ya va a entrar, la tratamos de vender un paso previo. La ventaja es que de alguna manera cuando eres una PYME a medida que te vas gestionando, te vas acomodando primero prácticamente sin ningún tipo de recurso de la administración, y luego poco a poco vas dotándolos pero siempre tienes unos vicios adquiridos desde un principio. Que te venga alguien y te diga cómo aplicas la norma contable pues creo que es interesante . De alguna manera es validar el propio sistema que tú tengas establecido con un externo y un profesional de la contabilidad. Creo que ese es el servicio. De hecho, la mayor parte de la gente nos ve como una cosa totalmente ajena, cómo si se estuviesen examinando. Y lógicamente si se está examinando quiere que le validen.
“La mayoría de la gente nos ve como una cosa totalmente ajena, como si se estuviesen examinando”.
Audicac: ¿Se está viendo afectada su actividad de auditoría de cuentas por la actual crisis económica? En caso afirmativo, ¿de qué modo?
M.d.l.F: Lógicamente la actividad sí que se ve afectada. El que no note la crisis es un privilegiado hoy en día (risas).
Audicac: Si tuviera que contratar a un estudiante o recién titulado, ¿qué cualidades valoraría más en esta persona?
M.d.l.F: Lógicamente el perfil contable, económico y financiero. La capacidad de análisis, la intuición y la dedicación son muy importantes también. Pero en principio hay que tener un poco de olfato y un mínimo de conocimiento del sector.
Audicac: ¿Qué cosas positivas y negativas destacaría de la formación que actualmente los estudiantes estamos recibiendo en las aulas universitarias? ¿Cómo cree que los aspectos que ha destacado como negativos podrían mejorarse?
M.d.l.F: Ésta me la contestáis vosotros a mí porque no tengo ni idea (risas). Yo llevo aquí ya muchos años y no sé cómo lo estáis haciendo. Hay una parte técnica que está claro que tenemos que saber, es decir, si estás mirando las existencias tienes que saber qué diferentes criterios puede llevar a cabo la empresa para valorar dichas existencias. Toda la normativa está muy bien, lógicamente tenéis que estudiarlo, pero desde el punto de vista de hacer una auditoría eso lo vais a tener en un manual, no os va a hacer falta. Es como si me dijerais que coja el código de circulación para conducir. Si me tengo que aprender ese código, en la vida conduciré (risas). Pero tengo que ser consciente de lo que es la norma y que cuando tenemos una duda la consultamos en el manual. Por ejemplo, ¿cómo ponemos el párrafo de énfasis? Esas son las grandes discusiones. Tienes que ser realista y ver que el informe de auditoría es un arma constructiva pero al mismo tiempo puede ser destructiva.
También hay un tema de práctica que se adquiere lógicamente rodando. En fin, no sé cómo lo tenéis enfocado así que no puedo opinar mucho más.
“El informe de auditoría puede ser un arma constructiva y destructiva al mismo tiempo”.
Audicac: ¿Cuál considera que es actualmente el mejor camino para poder llegar a inscribirse en el ROAC y ejercer como auditor de cuentas?
M.d.l.F: ¿El mejor camino? yo creo que el sistema no está mal en este momento. Hay una parte general de formación que hay que acreditar y que se supone que debierais de tener, es decir, una parte común que teóricamente debierais sacar de la propia carrera.
Audicac: Si quisiera recomendarnos “emprender la aventura” para ser auditores de cuentas una vez acabemos la carrera, ¿qué razones o argumentos nos daría para convencernos?
M.d.l.F: ¿Vosotros estáis ya convencidos o no? (risas). El panorama ha cambiado mucho ya que en la época que yo tenía vuestra edad la diferencia era que estábamos colocados sin salir de la facultad y por tanto podías incluso escoger. Lógicamente tú querías ganar un millón de euros pero te ofrecían un poco menos. En principio escogías, por lo tanto tú ya ibas conociendo los sectores que te iban gustando. Por ello, los que se querían dedicar a auditoría eran los que eran unos enamorados de ella. A mí me gusta la revisión, y en este tipo de trabajo esa es la clave.
Audicac: ¿Considera que la imagen y el prestigio de la profesión de auditoría se ven afectados por escándalos financieros como el de Enron?
M.d.l.F: Por supuesto. Todo trabajo mal hecho tanto en auditoría como en asesinatos es malo, lo que pasa es que afortunadamente en la mayoría de los casos los auditores son gente normal y honrada que hace su trabajo seriamente.
“No se puede pretender que el auditor sea un detective privado”.
M.d.l.F: Bueno, yo preferiría que hubiera ocho “Big 4” para ser sincero. Que hagan el número de auditorías que les dé la gana a cada una (semblante serio). Lo interesante sería diversificarlo y tener más de simplemente cuatro orientaciones. Pero bueno, si una tiene que hacer 400 auditorías por ejemplo es porque el mercado así lo requiere y lo ha escogido. Luego también otro tema es la importancia que tienen esas compañías en la legislación ya que se les hace una legislación bastante a medida y luego los pequeños nos quedamos muertos.
“A las Big 4 se les hace una legislación a medida y los pequeños nos quedamos muertos”.
Audicac: Si tuviera que destacar 3 cualidades que debe poseer todo buen auditor, ¿cuáles serían?
M.d.l.F: Os voy a decir cuatro. La objetividad, la independencia, la profesionalidad, y el sentido común (sin dudarlo un segundo).
Audicac: Todo parece indicar que las Normas Internacionales de Auditoría (NIA) van a ser adoptadas en un corto periodo de tiempo por la UE.
M.d.l.F: El impacto es que tenemos un común denominador, es decir, todos hablamos el mismo idioma. Cuando se implantó el PGC español en el año 1973 cada uno tenía un plan contable distinto, ponía las cuentas que le daba la gana y funcionaba con una técnica contable propia, pero no tenía una homogeneidad del sistema. Desde el momento en que las economías se van globalizando, necesitamos normas globales. ¿Qué impacto puede tener? Bueno, en principio no le veo ningún impacto sobre las sociedades de auditoría. Simplemente tendremos que volver a revisar las nuevas técnicas que nos vendrán dadas por las normas internacionales. Lo aplicaremos encantados. Todas las reformas del PGC llevan ya muchos años y van encaminadas hacia las normas internacionales. Quizá lo que pase es que en momentos determinados no sea oportuno para un país aplicar determinados criterios, por ejemplo la actualización de activos, ya que no interese que el balance refleje la realidad porque tendría un impacto fiscal negativo. Pero no creáis que va a haber gran cambio, es decir, lo tenemos ya muy trabajado.
Audicac: ¿Cree que la regulación vigente en torno a la independencia de los auditores es adecuada? ¿Por qué?
M.d.l.F: Está bastante bien regulada. Si os dais cuenta en el fondo la norma viene a decir un poco lo de la mujer del César, el auditor no solamente debe ser independiente sino que debe parecerlo.
“La independencia es una norma interna de la persona, un código de valor propio”.
Audicac: Por último, ¿cómo ve el futuro de la auditoría de cuentas en nuestro país?
M.d.l.F: ¿En sentido positivo o negativo? (risas). Bien, es un tema que se irá implantando y generalizando y nada se hará sin tener un marchamo de calidad. Normalmente a las empresas se trata de darlas valor, y cuantos mayores añadidos les des, mejor. Que tú tengas un marchamo de calidad en cuanto a que tu auditoría acredite que estas cumpliendo la norma contable, es una cosa más. No te voy a decir que sea el máximo, pero es una cosa más. El futuro lógicamente lo tiene. Todas estas cosas de homologación tienen un importante mercado. Lo importante es que no saques la ISO 9000 o hagas la auditoría porque creas que así vas a vender mejor, si no porque creas que es tu propia garantía de valor. Los auditores vendemos por referencia. Tened en cuenta que aquí tienes que ganarte año a año el prestigio. Tú no vas vendiendo por la calle con una cartera sino que normalmente son las empresas las que vienen a nosotros, para que os hagáis una idea. El recibiros a vosotros por ejemplo me genera más modelo comercial que a los demás sitios a los que no habéis ido. Unos cursos que impartas, unas charlas que des, eso vende muchísimo. Te quedas con la idea de que estás tratando de ayudar.
DELOITTE, BANKIA Y OTROS CULPABLES
Las sociedades auditoras como Deloitte deberían ejercer de garantía de que se cumple la ley, de que los datos de las cuentas anuales de las empresas son fiables y de que no existan conflictos de intereses. En caso contrario, debería cuestionarse la legalidad de las decisiones tomadas.
Todo comenzó en el año 2011 cuando Deloitte, con su firma, hizo posible que se produjera la controvertida salida a Bolsa del banco creado alrededor de Caja Madrid y Bancaja. Pero esas dudosas cuentas no sólo las aprobó la sociedad auditora, sino también el mismísimo Banco de España, que actúa como supervisor del sistema bancario español, y la CNMV le dieron el visto bueno para salir al parque. Y es aquí donde entran a escena los accionistas que confiaron en Bankia, BdE, CNMV y Deloitte a través de la compra de las acciones del banco. Las mismas acciones que en poco más de un año no valen prácticamente nada. Surgen muchas dudas sobre la posibilidad de que en sólo unos meses, el balance de la entidad sufriera un descalabro tan elevado como el que, a priori, se habría producido.
El mismo que hizo que la auditora se negase a avalar las últimas cuentas en la etapa de Rodrigo Rato. Sin embargo, esa negativa fue un simple retraso achacado en un principio, a la falta de resolución de algunos temas pendientes de discusión como créditos fiscales, y a las negociaciones que se estaban produciendo entre el banco y el BdE.
Una vez resueltos dichos temas, la auditora afirmó que no iba a haber ningún problema para avalar esas cuentas que atribuían a Bankia unos beneficios durante el año 2011 de 300 millones de euros.
Pero en menos de una semana, las negociaciones que mantenía Rodrigo Rato con Miguel Ángel Fernández Ordóñez no llegaron a buen puerto en esta ocasión, negándose la auditora a emitir su informe referido a las cuentas anuales de 2011, al estimar que escondían un desfase patrimonial de 3.500 millones de euros.
El beneficio reportado por Bankia, superior a 300 millones se convirtió en pérdidas por 2.979 millones, al incluir los ajustes solicitados por el auditor, que forzaron la nacionalización del Banco Financiero y de Ahorros, al dejar su capital al filo de la insolvencia .
Deloitte fue precavida en esta ocasión al negarse a firmar su informe concerniente a las cuentas de 2011 , sin que quede claro cuál fue el motivo que le llevó a hacerlo. Una de las razones podría ser que simplemente lo hacía en caso de que el BdE hiciera lo propio, como ocurrió durante la salida a bolsa de Bankia.
Esto da a entender que la opinión de la auditora no pintaba mucho en este embrollo organizado por los políticos. Además, durante esas semanas tenía lugar un fuego cruzado entre distintos bandos como son el FMI, UE, BCE, BdE y el Ministerio de Economía y Competitividad. A partir de lo que se decidiera entre dichas partes, Deloitte se vería supuestamente obligado a firmar. Recordemos un caso muy famoso de algunas características similares.
Arthur Andersen auditaba las cuentas anuales de Enron, una empresa energética de Houston con unos ingresos falsificados, y a pesar de ello firmaba los informes de auditoría sin ninguna salvedad. Las razones de ello eran de algún modo también políticas, ya que el presidente de Enron mantenía una relación de amistad con el gobernador de Texas y posterior presidente de EE.UU. Además, la empresa energética era uno de los mayores donantes para la campaña presidencial del partido republicano.
Enron era además el mejor cliente de Arthur Andersen, por tanto tenía que hacer todo lo posible para que la relación con la empresa energética no se deteriorara. En el caso de Deloitte, Bankia era un cliente goloso pero los riesgos que asumía eran enormes debido a que el banco se encontraba en el punto de mira de todos los organismos nacionales y sobre todo internacionales. A pesar de todo, en lo que más coinciden ambos casos es en que los accionistas tanto de Enron como de Bankia fueron los peor parados, ocasionándoles unas pérdidas millonarias irrecuperables en periodos de tiempo muy cortos.
Ante esas pérdidas, los accionistas denunciaron a ambas auditoras. A Deloitte le presentaron una demanda ante los juzgados de lo Mercantil acusándoles de no haber “revisado y verificado correctamente” el balance del banco, incumpliendo las reglas de auditoría y sus deberes profesionales, y de haber ocasionado pérdidas a los accionistas. Sin embargo, en el caso de Enron a Arthur Andersen se le denunció y declaró culpable de obstrucción a la justicia por destruir documentos relacionados con su auditoría, lo que significó la inhabilitación para auditar a empresas públicas y su derecho a ejercer ante la SEC (Securities and Exchange Commission), lo que precipitó la inminente disolución de la empresa. Ante dicha disolución en el año 2002, Deloitte absorbió en España su equipo profesional de auditoría y de asesoramiento fiscal. Aún no sabemos cómo saldrá parado Deloitte de este escándalo pero una cosa está clara, las cosas pintan mal para la sociedad auditora.
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